Construida entre los siglos X-XII, era una de las puertas que daban acceso a la antigua fortaleza de Maqueda, siendo uno de los restos más interesantes que se conservan de la antigua muralla árabe. Al exterior está reforzada por dos grandes arcos apuntados que sostuvieron el adarve. En su interior conserva un pasadizo que reforzaba la defensa. En la actualidad es una de las entradas a la Iglesia de Santa María de los Alcázares.